¡ÚNETE! Activismo para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas

La violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo la violación de los derechos humanos más generalizada en el mundo. Su prevalencia, que se agravó como consecuencia de la pandemia de COVID-19, está aumentando aún más debido a las crisis interrelacionadas del cambio climático, el conflicto mundial y la inestabilidad económica.

  • Más de una de cada tres mujeres sufren violencia de género durante su vida.
  • En 2021, casi una de cada cinco mujeres de entre 20 y 24 años se casó antes de cumplir los 18 años.
  • Menos del 40 % de las mujeres que sufren violencia buscan algún tipo de ayuda.

Como en años anteriores, el Día marca el comienzo de los 16 días de activismo que concluyen el 10 de diciembre, el Día Internacional de los Derechos Humanos. La campaña, que es liderada por la sociedad civil, cuenta con el apoyo de las Naciones Unidas a través de la campaña del secretario general “ÚNETE de aquí al 2030 para poner fin a la violencia contra las mujeres”.

7 maneras de ayudar a poner fin a la violencia contra las mujeres:

  1. Habla, habla. La violencia contra las mujeres está generalizada, pero no es inevitable, a menos que permanezcamos en silencio. Frente a los crecientes movimientos antifeministas, es más crucial que nunca que hablemos abiertamente.
  2. Conoce el problema y las señales. La violencia contra la mujer adopta muchas formas. Puede ser física, sexual o emocional. Puede ser pública o privada, en línea o fuera de línea, perpetrado por un extraño o una pareja íntima. Independientemente de cómo, dónde o por qué suceda, tiene graves consecuencias a corto y largo plazo para las mujeres y las niñas y sirve para impedir su participación plena e igualitaria en la sociedad.
  3. Denuncia el acoso sexual. Para muchas mujeres, el acoso sexual es una experiencia diaria. Ya sea en línea, en la calle o en el lugar de trabajo, ignorar el comportamiento inapropiado sirve para normalizarlo aún más.
  4. Desafía las creencias sobre la masculinidad. La masculinidad tóxica impulsa la violencia contra las mujeres. La evidencia muestra que las mujeres en relaciones con hombres cuyas creencias y comportamientos refuerzan el dominio masculino y la desigualdad de género tienen más probabilidades de experimentar violencia de pareja íntima. Reflexiona sobre tus propias ideas sobre la masculinidad y la feminidad, y piensa críticamente sobre las representaciones de género en los medios y la cultura. Apoya a los hombres y niños en su vida para que adopten el cuidado, la expresión emocional y otros rasgos tradicionalmente no masculinos.
  5. Pida mejores respuestas y servicios. Los servicios para mujeres y niñas que sufren violencia pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte. Esto significa que los refugios, las líneas directas, el asesoramiento y todo el apoyo para las sobrevivientes de la violencia de género deben estar disponibles para quienes lo necesiten, incluso durante crisis y emergencias.
  6. Exige más datos. Para combatir eficazmente la violencia de género, debemos comprender el problema. La recopilación de datos relevantes es clave para implementar medidas de prevención exitosas y brindar a los sobrevivientes el apoyo adecuado. Y, sin embargo, la recopilación de datos desglosados ​​por sexo y otros datos de género cruciales sigue siendo una prioridad baja para los gobiernos.
  7. Impulsar leyes más estrictas. Todavía estamos a 21 años de que se establezcan leyes integrales que prohíban la violencia contra las mujeres en todo el mundo. El mundo necesita mecanismos de protección más sólidos para prevenir y eliminar la violencia, el acoso, las amenazas, la intimidación y la discriminación contra las defensoras de los derechos humanos y las defensoras y activistas de los derechos de las mujeres.

La violencia contra las mujeres se manifiesta de forma física, sexual y psicológica

La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer emitida por la Asamblea General de la ONU en 1993, define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.”

Los efectos psicológicos adversos de la violencia contra las mujeres y niñas, al igual que las consecuencias negativas para su salud sexual y reproductiva, afectan a las mujeres en toda etapa de sus vidas. Por ejemplo, las desventajas tempranas en materia de educación no solo constituyen el obstáculo principal para alcanzar la escolarización universal y hace cumplir el derecho a la educación de las niñas, luego también le restringe el acceso a la educación superior a la mujer y limita sus oportunidades de empleo.

Aunque todas las mujeres, en todas partes del mundo, pueden sufrir violencia de género, algunas mujeres y niñas son particularmente vulnerables, ejemplo de ellas son las niñas y las mujeres más mayores, las mujeres que se identifican como lesbianas, bisexuales, transgénero o intersex, las migrantes y refugiadas, las de pueblos indígenas o minorías étnicas, o mujeres y niñas que viven con el VIH y discapacidades, y aquellas en crisis humanitarias.

La violencia contra la mujer sigue siendo un obstáculo para alcanzar igualdad, desarrollo, paz, al igual que el respeto de los derechos humanos de mujeres y niñas. Lo que es más, la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de no dejar que nadie se quede atrás, no podrá cumplirse sin primero poner fin a la violencia contra mujeres y niñas.