El 17 de mayo se conmemora el Día Internacional contra la LGTBIfobia, una fecha para reflexionar sobre cómo la discriminación por orientación sexual, identidad o expresión de género sigue presente en las aulas de colegios, institutos y universidades. Esta realidad no solo afecta el bienestar emocional de los estudiantes, sino también su rendimiento académico y su sentido de pertenencia en la comunidad educativa. Como institución comprometida con la formación integral, reconocemos la urgencia de crear entornos educativos libres de prejuicios, donde el respeto y la inclusión sean la base del aprendizaje.
En el contexto escolar, esta jornada cobra una relevancia particular. Las escuelas, institutos y demás centros educativos deben ser espacios seguros, inclusivos y respetuosos. En ellos, cada estudiante, sin excepción, debe poder desarrollarse con libertad, confianza y dignidad, sin miedo a ser juzgado o rechazado por ser quien es. La etapa escolar es una de las más importantes en la vida de cualquier persona. En las aulas se aprende mucho más que contenidos académicos como matemáticas, lengua o historia. También se aprenden valores, formas de relacionarse con los demás, y se sientan las bases de la identidad personal. En este proceso de crecimiento y descubrimiento, es fundamental que cada niño, niña y adolescente se sienta aceptado, valorado y protegido. Solo así podrán desarrollar todo su potencial y construir una autoestima sólida.
Sin embargo, y a pesar de los avances sociales y legislativos en materia de los derechos LGTBIQ+, todavía hoy muchos estudiantes del colectivo siguen enfrentándose a situaciones de acoso, discriminación o invisibilización en su día a día. Burlas o aislamiento por parte de sus compañeros o actitudes de rechazo más sutiles, pero igual de dañinas, son vivencias demasiado frecuentes para quienes no se ajustan a las normas de género tradicionales o tienen una orientación sexual diversa. Las consecuencias de estas situaciones no son menores. Pueden afectar profundamente a la autoestima, provocar ansiedad, depresión, absentismo escolar o el querer abandonar los estudios de forma definitiva. Por eso, combatir la LGTBIfobia en el ámbito educativo, así como en todos, no es una opción ni una acción puntual, sino una responsabilidad que debe ser compartida por toda la comunidad educativa: profesorado, equipo directivo, familias, alumnado y personal no docente.
Desde CIDI, defendemos y promovemos una educación basada en la igualdad, la inclusión y el respeto a la diversidad en todas sus formas. Creemos firmemente que todos los estudiantes tienen derecho a sentirse seguros, valorados y libres de prejuicios, sin importar su orientación sexual, identidad o expresión de género. Esto no solo es una cuestión de derechos humanos, sino también de calidad educativa. Para avanzar en este camino, es imprescindible adoptar una actitud proactiva. Esto implica, entre otras cosas, formar al profesorado en la detección temprana de situaciones de acoso o discriminación por motivos LGTBIQ+, desarrollar protocolos de actuación claros y eficaces y fomentar el respeto mutuo entre el alumnado.
La lucha contra la LGTBIfobia no debe limitarse a actividades aisladas o campañas puntuales. Se trata de construir un entorno en el que todos y todas puedan crecer siendo ellos mismos, sin temor al juicio, la burla o la exclusión.